La importancia de una segunda opinión empresarial
Estamos acostumbrados en nuestro día a día a comparar y solicitar diferentes propuestas ante una situación de adquisición de un bien de consumo o contratación de un servicio financiero, inmobiliario, tecnológico, energético...
Una de las situaciones más habituales la encontramos en el ámbito médico, donde es común que acudamos a un profesional experto para tener una segunda opinión sobre un tema importante que puede afectar a nuestra salud.
Sin embargo, en ocasiones en el mundo de la gestión de la Pyme pedir ayuda para obtener una visión lateral en la toma de decisiones en relación con una situación de crisis, un nuevo proyecto o un diagnóstico realista de la situación de la empresa se percibe como un sobreesfuerzo al que a menudo no se recurre.
Esa dificultad para “parar la maquinaria”, para encontrar un momento de reflexión y asistencia, genera con cierta frecuencia objetivos incumplidos y errores evitables, que conllevan unos niveles elevados de estrés tanto emocional como mental para los gestores de las organizaciones.
En otros casos las situaciones se tornan más favorables con ayuda de los demás y los problemas se resuelven de manera más efectiva si pedimos ayuda.
No podemos hacerlo todo por nosotros mismos y en muchas ocasiones carecemos de recursos para afrontar con garantía procesos de cambio en la empresa, y consultando a otra persona experta ahorraremos tiempo, energía y a buen seguro dinero.

Si vemos en peligro la buena salud de nuestro negocio o departamento,
¿Qué podemos hacer?
Valorar el problema: Lo primero es ser sincero con nosotros mismos. Valorando el problema y nuestras capacidades para poder resolverlo solo, o para poder realizar una tarea sólo, sin tener que invertir un tiempo valioso en innecesario si pidiésemos ayuda.
Aprender a pedir ayuda: De una forma asertiva, siendo claro y conciso con la persona a la que se la vamos a solicitar. Para comenzar a pedir ayuda, puede ser un buen punto de partida el contarle a alguien cercano que tenemos esta dificultad y exponerle el problema que tenemos que resolver, para que así entre los dos decidir qué entidad es la más adecuada a la hora de pedir ayuda.
Creencias limitantes: Al principio no será fácil, pero es necesario dejar a un lado las creencias erróneas acerca de solicitar ayuda y las experiencias negativas que hayamos podido vivir. Olvidando pensamientos limitantes del tipo: “soy el que más sabe de esto y no me puedo equivocar” ,“¿qué van a pensar de mí en la empresa si pido ayuda?” “seguro que piensan que estoy limitado profesionalmente”, etc.
Vivimos en sociedad y somos seres sociales por naturaleza, nos interrelacionamos, damos y recibimos. Al final eso es la vida un continuo “dar y recibir” y la ayuda será a buen seguro bidireccional.
Si leyendo esto te has sentido identificado, piensa en cuanta energía y recursos has gastado en alguna ocasión intentando decidir o resolver situaciones, que siendo honesto contigo mismo se resolverían mucho antes pidiendo ayuda o consejo a alguien y sobre todo piensa en el tiempo que inviertes, que al final es tiempo perdido, que no vuelve...
Si no pedimos ayuda, generalmente el problema se hace más grande, ocupa más pensamientos, más emociones, nos perturba y hasta nos aleja de nuestro entorno y nuestro equipo por quererlo resolver solos y no compartirlo.
Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino de valentía, de fortaleza, de honestidad con uno mismo y de confianza.
Necesitamos a los otros y los otros a nosotros, todos necesitamos ayuda en algún momento. Vivir es compartir y cuando se comparte los problemas, las preocupaciones, las tareas, todo se vuelve más llevadero y enriquecedor.
En Katarsis Consultores estamos especializados en proporcionar a las Pymes una Segunda Opinión que les ayude a afrontar situaciones complejas o reforzar la toma de decisiones importantes para su futuro. No dudes en dejar que te acompañemos.
